Hepatitis C: Un Riesgo Silente para el Hígado
La hepatitis C es otra ITS viral que afecta al hígado y, al igual que la hepatitis B, puede causar daño hepático crónico. Las pruebas de laboratorio para la hepatitis C también se basan en análisis de sangre para detectar la presencia de anticuerpos y material genético del virus. La detección temprana es fundamental, ya que el tratamiento oportuno puede prevenir la progresión de la enfermedad y reducir el riesgo de complicaciones hepáticas crónicas, como la cirrosis.
Prueba de Anticuerpos contra el VHC
La primera prueba de detección de la Hepatitis C es la Prueba de Anticuerpos contra el Virus de la Hepatitis C (anti-VHC). Esta prueba busca la presencia de anticuerpos producidos por el sistema inmunológico en respuesta a la infección por el virus de la Hepatitis C.
Detalles clave:
Detección de Infección: Un resultado positivo en la prueba de anticuerpos anti-VHC indica una exposición previa al virus o una infección actual.
Confirmación de Infección: Un resultado positivo en esta prueba debe confirmarse con pruebas adicionales para determinar si la infección es activa.
Prueba de ARN del VHC
La Prueba de ARN del Virus de la Hepatitis C (ARN-VHC) es la siguiente etapa en el diagnóstico. Esta prueba busca la presencia del material genético del virus en la sangre. Aspectos importantes incluyen:
• Confirmación de Infección Activa: Un resultado positivo en la prueba de ARN-VHC confirma la presencia activa del virus en el cuerpo.
• Determinación de la Carga Viral: Esta prueba también mide la cantidad de virus presente en la sangre, conocida como la carga viral.
Hombre experimentando dolor hepático debido a la Hepatitis C, reflejando los síntomas típicos de esta infección viral crónica.